Morder es parte de la naturaleza de los perros, sobre todo si se trata de un cachorro. Pero puede que te preguntes si tu pequeña mascota crecerá mordiéndolo todo o peor aún, si morderá a las personas tornándose agresivo y peligroso.
Para remediar esta inquietud existen diversas soluciones, desde contratar a un adiestrador canino profesional, hasta practicar algunos trucos en casa que suelen ser bastante efectivos.
Un perro se desarrolla bastante más rápido que los humanos y a partir de los 4 o 5 meses de vida ya perdió los dientes de leche. Los cambios provocados por el periodo de dentición, del mismo modo que pasa en los bebés, provocan que los cachorros muerdan todo lo que encuentran a su paso.
El perro debe aliviar el dolor y la ansiedad que causa el nacimiento de sus nuevos dientes, mismos que estrenará, por ejemplo, destruyendo la nueva sala o los juguetes de los niños.
Pero ten cuidado, aunque es un proceso natural, debes estar atento a que no se acostumbre a morder todas las cosas y mucho menos a las personas. Es decir, debes adiestrarlo desde el inicio.
Para evitar un comportamiento indeseado al finalizar el proceso de dentición, debes poner límites a las cosas con las cuales tu perro juega. Y no permitas que muerda las manos, aunque no duela, pues lo verá como algo normal.
Evita los juegos de tira y afloja. Es divertido tomar una soga, lanzarla al hocico de tu perro y competir con él a través del jaloneo. Pero, precisamente, tu cachorro puede interpretar este juego como una prueba de competencia. En el largo plazo esto puede desarrollar una conducta agresiva y la costumbre de jalonear sin cesar cuando siente algo en su hocico.
Utiliza un indicador de límite. Sin usar la violencia, puedes adiestrar a tu cachorro para que entienda cuando dices “no”. Entona una orden de manera clara y firme o golpea tu pierna al mismo tiempo que das una indicación, para crear una relación de estímulo-respuesta.
Incentivos. Cuando el perro comienza a mostrar signos de la conducta deseada es importante premiarlos con una croqueta, una caricia y una felicitación. Repite esto varias veces, pero de manera espaciada, para consolidar el aprendizaje de tu cachorro.
Utiliza juguetes. Como se dijo al principio, mordisquear es parte de la naturaleza de los perros. Pero los cachorros deben aprender que hay cosas que sí pueden morder y cosas que no. Si acostumbras a tu perro a mordisquear únicamente sus juguetes o el hueso que le compartes y lo condicionas a no hacerlo con otras cosas, puedes estar tranquilo.
Lo último que se desea al adquirir una mascota es terminar con un perro agresivo. Cuando un cachorro no solamente muerde, sino que muestra una actitud amenazante donde exhibe los dientes y contrae los músculos, es una señal de alarma.
Las causas de la agresividad, si bien pueden estar en la genética, dependen mucho de la forma en que los cachorros son criados. Según la revista Applied Animal Behaviour Science, los perros entrenados con castigo y refuerzo negativo tienen el doble de probabilidades de gruñir y morder a extraños.
La razón es que uno de los elementos centrales de la agresividad es el miedo. De manera instintiva, cuando un animal se siente amenazado, se pondrá a la defensiva y atacará ante el primer movimiento que le haga sentirse incómodo.
Otra causa podría ser el dolor crónico que sufre un animal a causa de una enfermedad. Si tu cachorro tiene algún tumor, alguna especie de demencia u otra falencia, es probable que se muestre irritable ante cualquier estímulo. Descarta esta opción llevando a tu cachorro al veterinario.
Finalmente, si tu perro no socializa mucho con otras personas o animales, puede ser que se sienta amenazado ante los extraños en el futuro. En cambio, convivir con otros seres le hará saber que nadie le quiere hacer daño. Y, por tanto, se sentirá seguro y calmado en cualquier entorno.
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